sábado, 2 de febrero de 2013

Top Hat, Londres 2012


Música y letra de Irving Berlin. Basado en la película del mismo título de la RKO de 1935.

Aldwych Theatre, Londres. World Premiere Production. Octubre de 2012.

Aldwych Theatre
No se me ocurre nada más atractivo de ver que esta obra en Londres, la ciudad en  que transcurre el primer acto. Un extraordinario repertorio de Irving Berlin  en el que a las canciones  compuestas para el film se añaden otros temas míticos del compositor. Un homenaje a las estrellas del musical americano de los años treinta, Fred Astaire y Ginger Rogers, respetando la fantástica decoración art decó que caracterizó el estilo visual de los films de la RKO.

Es una oferta irrechazable para alguien que, como yo, formó su paladar musical con las películas de Astaire y Rogers. Los compositores que trabajaron para aquellos films -Berlin, Porter, Gershwin, Kern- siguen siendo mis favoritos.

El show, con las comprensibles adaptaciones a la escena teatral, consigue mantener la atmósfera original. Elegancia, diversión, frescura. Entretenimiento para épocas difíciles. La clave: el respeto al original y la notable calidad de la producción.

El impulsor del proyecto, Kenneth  Wax,  estaba convencido de que Top Hat podría triunfar en los escenarios actuales. El éxito del espectáculo Irving Berlin’s White Christmas parecía demostrar la vigencia de la música de Berlin.

Tom Chambers y Summer Strallen
Wax tuvo que convencer a las hijas del compositor y a los propietarios del film. El primer  paso para lograrlo era conseguir el apoyo al proyecto de Ava Astaire, hija del bailarín.  A esta, la idea de una gran compañía haciendo Top Hat le encantó, siempre que se alcanzaran los niveles de calidad que su padre había exigido a sus obras más emblemáticas. Naturalmente, no hay nadie como Astaire, pero la elección de Tom Chambers para el papel de Jerry Travers y del coreógrafo Bill Deamer resultaron convincentes para Ava. Chambers, admirador de Astaire, es un gran bailarín de claqué. Deamer, por su parte, había creado, unos años antes, las coreografías del show Fred Astaire. His Daughter’s Tribute en el London Palladium. En cuanto al papel de Ginger Rogers, la elegante Summer Strallen le aporta su talento de bailarina. Las hermanas Strallen, Summer y Scarlet, merecen un seguimiento de los aficionados a la comedia musical.

Al hacerse teatral, el espectáculo se amplía musicalmente para darle mayor duración y para posibilitar las transiciones entre escenas. A los cinco números del film se añaden otros temas clásicos de Berlin.

Sólo la música justificaría el show, pero es que además la puesta en escena es brillante y los intérpretes se dejan la piel en cada número. Los dos protagonistas están a la altura del reto asumido. Los actores de reparto también son excepcionales. En mi opinión, Martin Ball (Horace Hardwick) y Ricardo Afonso (Alberto Beddini) están especialmente bien. El texto es propicio para el lucimiento de todos ellos. La ligereza de una trama basada en el equívoco de identidades  que sufre Dale Tremont entre su pretendiente, Jerry Travers,  y el marido de su amiga Madge, Horace Hardwick, seduce a un público que se entrega por completo al disfrute de unas situaciones cómicas muy eficaces. La ampliación del papel de Beddini dándole un número propio es un acierto y provoca la hilaridad total de la audiencia.

Por supuesto, yo esperaba con especial ilusión los momentos mágicos que Astaire y Rogers habían inmortalizado en la película. Y no me defraudaron. Top Hat, White Tie and Tails, con Chambers y el coro de rigurosa etiqueta, los duos de los protagonistas en Isn’t This A Lovely Day (To Be Caught In the Rain?) –magnífico- y Cheek to Cheek me regalaron las esperadas dosis de felicidad.  Los números añadidos son incuestionables. Unos por adecuarse a las nuevas escenas, otros porque no se podía desperdiciar la oportunidad de incluirlos en este homenaje a la música compuesta por Berlin para Rogers y Astaire.  Puttin’ On the Ritz sirve para abrir la obra a lo grande, con un número neoyorquino;  I’m Putting All My Eggs in One Basket nos muestra el talento de Chambers y Let’s Face the Music and Dance no podía faltar para procurar el lucimiento del dúo protagonista y del magnífico cuerpo de baile del show.

Tom Chambers y ensemble

Puro escapismo en un envoltorio de seda.  Un producto originado en plena Depresión que ha aportado un poco de felicidad a millones de personas desde entonces y que sigue demostrando su eficacia en estos momentos también difíciles.

El sabor que deja Top Hat es el del mejor champagne. Refinado y clásico pero, a la vez, fresco y burbujeante. Felizmente embriagado, uno sale del teatro sin poder evitar canturrear:

 Heaven,
 I’m in heaven…


J. L. Moreno.